martes, 30 de noviembre de 2010

Con los ojos apagados

-¿Qué haces despierta?- Veía su silueta sentada en la cama. -¿No contestas? Vamos. Me has asustado. Estaba dormido.-
Ella le miró con los ojos apagados. - No pasa nada. Estaba pensativa.-
Se incorporó y la miró mejor. - No estás enchufada. ¿Que te pasa?-
-¿Por qué no me compras un cargador inalámbrico? Me siento como una mierda teniendo que enchufarme a este cable todas las noches.- Ahora los ojos estaban encendidos.
- Cariño, no te sientas así. Nadie te ve, y sabes que a mi me gustas igual.-
- Lo que pasa es que eres un tacaño y te lo gastas todo en beber.-
- Venga cariño, enchúfate y duerme.-
- Si. Lo que tu digas. Duerme bien.
Se enchufó, se tumbó de lado y fingió dormir.
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- Buenas tardes. ¿Podemos hablar en privado?
- Pasemos a la trastienda.-
- ¿Qué tienen los robots en el cerebro?-
- ¿Que quiere decir?-
-¿Dónde están sus recuerdos?¿Y su personalidad?-
- Verá. Eso es muy complicado. Los robots tienen ROM, RAM, disco duro... pueden tener varios.-
-¿Se puede cambiar la personalidad de un robot?¿Se puede borrar una parte?¿Dónde está el programa de personalidad de un robot?-
- Mire. Un robot tiene miles de programas que manejan cada parte de su cuerpo y cada una de sus funciones, y otros programas que coordinan grupos de programas y los relacionan.-
- Pero ¿Dónde está el programa de personalidad?
- En realidad eso es un secreto de cada marca. Pero no hay un solo programa. Hay muchos diferentes. Y otros que deciden como mezclarlos, y otros de aprendizaje y olvido. Están grabados en todas partes. Hay copias redundantes y copias con errores. Y muchos generadores de números aleatorios.-
-¿Qué quiere decir?-
- Que no se puede desentrañar la mente de un robot. Es mi opinión, pero creo que desde hace años, no podemos controlarlo.-
-¿No se puede cambiar la mente de un robot?-
- Se puede influir y enseñar a un robot igual que a un humano. Pero no se puede controlar el resultado. Señor. Se puede desactivar a un robot. Todavía se puede.-
- Gracias. Buenas tardes.-
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-¡Hola cariño!¿Estás ahí?¡Mira lo que te he traído!-

lunes, 29 de noviembre de 2010

Nieve

He visto nevar por la ventana. Eso me ha alegrado. Me he duchado y he salido a la calle. Pero ya no había nada. He ido a tomar un café y a escribir a una persona pero me había olvidado el móvil. Así que he tenido que escribir en un cuaderno que llevo. Pero ya no he escrito a la persona que quería, ni tenía la misma alegría que me daba ver caer la nieve. Ahora la persona me ha enviado un email. Yo la he llamado por teléfono pero ha colgado. Estará en el metro o trabajando. De todas formas, eso me hace feliz. En realidad no hace tanta falta hablar de muchas cosas, si no pensar en alguien y que alguien piense en ti.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

sobre ebooks, ewriters y ereaders.

Pues intento escribir con el móvil y no es fácil. No he podido escribir en el navegador y he tenido que bajar un programa. Pero estoy tumbado en la cama y escribo con una mano. Todo tiene sus ventajas.
Leer, he leído en el móvil, la ds, la gameboy, un e-book, un monitor de tubo, en libros mojados, mohosos, rotos, quemados, nuevos... da igual.

He escrito, en móvil moderno, móvil antiguo, en ordenador chulo, en ordenador cochambroso, en máquinas de escribir de todo tipo, en cuadernos, folios, servilletas, envoltorios, en libros ya escritos, en piel... da igual.

Papel, pergamino, pluma, rotulador, piedra, madera, pincel, seda...

O ¿Es que hablamos de dinero?
Ah. Claro.
Escribir es escribir. Leer es leer.

martes, 16 de noviembre de 2010

El escritor que no sabía escribir.

Yo mismo si. Joder.
Pero que mierda voy a hacer? De todas formas ya hay una montaña de capullos que saben escribir chorradas como camiones. Que aprenden, no solo como escribir, sino también qué escribir. Así que hay millones de libros escritos llenos de vacío. Cobrando pasta gansa por ello. Así que a la mierda. Escribo mal y escribo mierda. Toma ya.

Segunda parte.

Debería poner una imagen en esta entrada. Una montaña de libros recubierta de un delicioso topping de mierda humeante y virutas de exquisito vómito. No la pondré porque no creo que exista. Ya está descrito así que no hace falta.

lunes, 15 de noviembre de 2010

¿Cómo funcionan los nudos?


¿Cómo funciona el hilo que une el dolor con la tristeza?
Cuando quiero hablar y escuchar pero sólo tengo vacío. Sólo tengo aire que compartir. Quiero dar la mano y abrazar pero soy un fantasma intangible.
Hay sentimientos de amor y dolor, pero están licuados en un mar demasiado grande. Busco e intento recomponer algo. Pero con las manos es muy dificil manejar el líquido.
Hay un hilo fragil, roto en varios trozos a lo largo del tiempo, que he intentado arreglar con nudos dolorosos. Miro el enredo. Es imposible ver el final y el principio del ovillo. Cuanto más tiro, más se deshacen los nudos y tengo que volver a hacerlos.
¿Es mejor guardarlo y no tocarlo? Pero quiero sentir algo. Quiero darte tantas cosas, quiero enredarme contigo, pero eres unas tijeras. Eres un gatito que lo enmaraña todo jugando. Sin darse cuenta. Sin pensar. Sin querer. Sin saberlo.
Tengo arañazos en el pecho. Veo tus marcas en el espejo.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Ruido de moscas

Se oyen las moscas. Siempre dos. A veces tres. Da miedo. El sonido es más grave de lo normal. Metálico.
Mañana de niebla. Por la calle de atrás. Todo muros, pero llega a la puerta. Dentro, la hierba y matas abandonadas y húmedas de un verde gris por la niebla. Cruza el jardín hasta la puerta de madera corroída. Se abre con una llave antigua. Todo está oxidado, no hace falta decirlo. Todo cruje y chirría. Y esos ruidos que parecen de enormes moscas verdes de metal.
Dentro de la casa se oyen más fuerte. Dentro la luz es gris. Los muebles y los cuadros parecen grises. La siguiente puerta parece gris y da a un pasillo oscuro. Menos luz. Más ruido. El suelo está encharcado. Camina intentando no hacer ruido hasta las escaleras.
El ruido viene de arriba. Y el miedo. La barandilla está helada, los escalones cada vez se ven menos. Sube despacio. Intentando amortiguar el ruido de cada paso.
El último escalón y se ve una puerta acristalada. Se ve luz y siluetas. ¡De ahí viene el ruido! Y ahora el ruido es muy fuerte. Como moscas grandes como un coche que se frotan los ojos con las patas. Todo vibra y zumba demasiado fuerte y grave. Demasiado metálico y oxidado. El ruido se mete en los oídos y nota la sangre. Pincha dentro de la cabeza. Se nota en los dientes.
Pone la mano en el picaporte, pero en la otra lleva un cuchillo por el miedo. El ruido crece y grita. Abre la puerta y ahí está el ruido de moscas y las caras. Se corta carne y se ven cosas. Se ven ojos. Se oyen cortes de huesos. Pero sin ruido.

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El tiempo pasa y no vuelve.

He olvidado ésto años. Pero tengo una historia que contar sobre el terrorífico ruido de las moscas. Eso será mañana.